Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: Educación emocional
Al hilo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, desde TCA Aragón queremos remarcar que algunos de los componentes que son el germen de los trastornos alimentarios tienen relación directa con las distintas manifestaciones de violencia contra la mujer.
El modelo patriarcal en el que nos situamos define rasgos asociados al género: en relación con el varón, se le asocia con una imagen caracterizada por la fuerza, el control y la autoridad, entre otros. En definitiva, una anestesia de emociones que se interpretan como un signo de debilidad. Por su parte, a la mujer se le ha establecido un rol definido por el cuidado, la vulnerabilidad, la emoción o la dependencia. Además, la mujer es vista como un objeto en sí misma, con lo cual se está ejerciendo una presión de manera continua sobre su cuerpo.
Por tanto, la cultura popular dirigida por el patriarcado cosifica el cuerpo de la mujer a través de los ideales de belleza que se muestran en las redes sociales o en los anuncios. Este canon estético atrapa a las niñas y adolescentes que buscan aprobación, dejando de lado el cuidado de su persona, quedando a la intemperie de los deseos ajenos y alejándola de ser dueña de sus elecciones para construir su identidad de una manera equilibrada.
En este sentido, nosotros no queremos buscar más culpables, sino que queremos soluciones que ayuden a que las niñas y los niños crezcan en una sociedad que desafíe los estereotipos de género e ideales violentos, por lo que creemos que es imprescindible educar a estas generaciones en la inteligencia emocional. Como señala Bisquerra (2003), la educación emocional proporciona las competencias básicas para afrontar los posibles desequilibrios emocionales a los que se enfrenta el individuo a lo largo del proceso llamado vida. Nos gustaría compartir algunos de los componentes que describe Goleman (1995) para caracterizar la inteligencia emocional, porque creemos que desde su lectura se remarca la necesidad de educar a la sociedad en el ámbito emocional como una posible respuesta a los problemas que tiñen nuestra sociedad. En concreto, se pone en relieve la necesidad de que cada individuo cuide su diálogo personal así como los vínculos o relaciones que establece con el resto y, en definitiva, su manera de comunicarse.
1. Conocer las propias emociones. Es otra manera de reformular el principio de Sócrates ”conócete a ti mismo” que implica tener una conciencia de las propias emociones, reconocer un sentimiento en el momento en que ocurre. Una idea que subyace es la necesidad de no solo identificar sino también de que esa identificación sea en el momento aparece la emoción. Bisquerra (2003) señala que una incapacidad en este sentido nos deja a merced de las emociones incontroladas.
2. Manejar las emociones. Una vez que somos capaces de etiquetar la emoción, ¿qué hacemos con ella? Por tanto, se corresponde con la habilidad para manejar los propios sentimientos con la finalidad de que se expresen de forma adecuada. Por ejemplo, la habilidad para suavizar expresiones de ira, furia o irritabilidad es fundamental para mejorar las relaciones interpersonales.
3. Motivarse a sí mismo: Relación emoción-acción está íntimamente ligada, es decir, una emoción tiende a impulsar una acción.
4. Reconocer las emociones de los demás. La empatía, la cual solamente se desarrollará de una manera correcta si somos capaces de identificar las emociones.
Además, creemos esencial que su desarrollo esté acompañado de modelos educativos que tengan presente la coeducación, considerando la definición que propone Mª Ángeles Cremades Navarro para el término coeducar: “coeducar significa que todas las personas sean educadas por igual en un sistema de valores, de comportamientos, de normas y de expectativas que no esté jerarquizado por el género social, lo que significa que cuando coeducamos queremos eliminar el predominio de un género sobre otro.”
Por tanto, apostamos por la prevención a través de dos constructos que pueden establecer una simbiosis que ayude al desarrollo integral de la persona y, en particular, dado el día que nos ocupa, por el desarrollo de esas niñas que el día de mañana serán mujeres.
Entrada redactada por una colaboradora de TCA Aragón