No hay salud sin salud mental
Según las noticias publicadas sobre la convocatoria de plazas de formación de facultativos especialistas 2020/21 parece ser que se van a ampliar las plazas de residentes en medicina, farmacia y enfermería en un 3,2% pero sin tener en cuenta la urgente necesidad de Psicólogos Clínicos en el Sistema Nacional de Salud.
Esta pandemia ha dejado patente el terrible impacto sobre la salud mental y la precariedad de recursos existente; según una reciente encuesta del CIS casi el 80% de la población ha visto afectada su salud emocional por la crisis del coronavirus y un 7,3% de los encuestados afirma haber tenido que recurrir a ayuda profesional (psicólogos en la mitad de los casos). La demanda de atención psicológica ha aumentado entre un 20 y un 40% en España, y contamos con 4,3 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, frente a los 18 que hay en Europa.
El covid-19 y la situación que ha generado afecta a la salud emocional de cualquier persona, pero mucho más a las personas vulnerables o con factores de riesgo por padecer un trastorno alimentario, por ejemplo. Al aislamiento social, el aumento de síntomas, la ansiedad, o el miedo, se suma la desprotección y el difícil acceso a un tratamiento profesional en la sanidad pública. En algunos casos se han reducido las prestaciones de servicios de salud mental, se han cerrado temporalmente las unidades específicas, se han dado altas prematuramente o se ha tenido que suprimir o modificar tratamientos, sin mencionar las listas de espera para recibir terapia que pueden llegar a ser de hasta 8 o 9 meses.
Hemos visto de primera mano el impacto devastador que la pandemia ha tenido en las familias y las personas que padecen trastornos alimentarios; hemos escuchado más de una vez testimonios escalofriantes, personas desesperadas que se ven abocadas a acudir a la sanidad privada ¿Y los que no pueden? ¿Se quedan sin tratamiento? ¿Cómo no vamos a pedir más plazas PIR? Más plazas PIR, y más recursos públicos para salud mental. No se puede permitir esta desigualdad, ni que se abandone a los colectivos más vulnerables económica y socialmente.
Las otras grandes víctimas de la pandemia por coronavirus
Aumenta las psicopatologías alimentarias como la anorexia durante el COVID-19